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jueves, marzo 07, 2002
Los individuos formarán por filas rectas, y mantendrán la distancia de un brazo con respecto al de delante, adoptando la postura firmes mientras la voz no mande descanso. Las alternativas dinámicas serán tres: en marcha, alto y vuelta. Impuesta dicha simplificación, dos o tres semanas con varias horas diarias de obedecer esa voz bastan para que sujetos en principio anárquicos empiecen a evolucionar marcialmente. (...) Aquí estaría la finalidad subyacente al periodo de instrucción, si no fuera porque a la voz de mando le sobra -e incomoda- decir dónde irá la tropa en cada caso.
Esa manera de moverse dibuja trayectorias muy quebradas, y ahorraría tanto pasos como voces decir a la tropa: vamos allí, o allá. Pero la lógica castrense asumirá toda suerte de costes energéticos mientras susciten doma.
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